La alimentación y la hidratación del deportista influyen de una manera fundamental tanto en la salud como en el rendimiento deportivo.

La buena elección de los alimentos (cereales, carne, pescado, legumbres…) es un factor que contribuye a mejorar el potencial del deportista y tener el resultado esperado.

Además del tipo de alimento, es importante consumir las cantidades adecuadas de energía, micronutrientes (vitaminas, minerales, factores vitamínicos, aminoácidos proteicos, nucleótidos y ácidos grasos esenciales) y agua, con la regularidad correcta, y con la adaptación apropiada a los horarios de los entrenamientos, descansos y las competiciones. Hay que hacer especial hincapié en el ámbito de la micronutrición e hidratación en los deportistas de todas las edades, tanto si son profesionales como amateurs. Porque de ello deriva que todas las otras estrategias de nutrición y entrenamiento funcionen.

Si se realiza actividad física intensa, se deberá ajustar correctamente la cantidad de carbohidratos y proteínas que necesite el deportista al mismo tiempo que se equilibra la ingesta de micronutrientes. Si solo se incrementa la ingesta de carbohidratos y proteínas y no la de micronutrientes, no se podrá generar energía de forma eficiente cubriendo las necesidades inmediatas, ni tampoco reparar los tejidos. Además, algunos de estos micronutrientes (vitaminas hidrosolubles y minerales) son eliminados en cantidades variables y significativas por la orina y sudor, o bien, son consumidos por la generación-destrucción muscular. Por ello se debe cuidar su ingesta.

Otro factor a tener en cuenta y que es de máxima actualidad científica es el estado del intestino del deportista y cómo influye el estado de la barrera intestinal en la absorción de nutrientes. Un intestino estresado, permeable o con una microbiota alterada, no realizará correctamente sus funciones, disminuyendo la cantidad absorbida de micronutrientes.